Primera salida en tiempos de cuarentena

Cuando lo cotidiano y normal esta racionado, se vuelven lujos aquellas pequeñas cosas que eran tan accesibles y que antes ni pensabas en ello, como por ejemplo abrir la puerta de tu casa y salir.

Cuando me hacían la típica pregunta de que vas hacer el primer día que esto acabe, siempre respondía lo mismo: llevar a mi bebé a ver patitos en el parque parís. Y por supuesto aproveche este permiso que han dado de poder sacar a los niños, mascarilla en boca y un poco de miedo en el cuerpo, esperé la hora de la siesta española para toparme con la menos gente posible y emprendí mi camino.

El parque queda muy cerca, pero con tanto protocolo para salir, Lorenzo a menos de 10 metros de llegar, se le cerraban los ojos, acelere el paso y sintiendo la mirada de los cotillas sin sueño desde sus ventanas, logre llegar al parque gritándole con euforia (con esa típica voz de pendeja que uno le pone a los bebés) que ya estábamos a punto de ver los patitos, no sé bien si me entendió pero la técnica funcionó.

Cortamos camino y por fin llegamos, la cara de Lorenzo lo decía todo, el miedo que tenia de salir se me disipo por completo en el momento que sin decirle nada abrió aquellos ojazos del todo sin saber qué mirar primero.

Seguimos el paseo sin abusar de este placer, y hasta conejitos vi, y digo vi, porque Lorencin sucumbió a los superpoderes de Morfeo que tiene el recién estrenado carrito de mayores.







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