38 años y me siento ¡Genial!

El lunes ha sido mi trigésimo octavo cumpleaños y la verdad que me siento de puta madre, aunque mi espalda piense lo contrario. 


Es algo más psicológico que otra cosa, me siento bien conmigo misma, con lo que pienso y con lo que hago, es más, me caigo hasta bien. 


Desde hace tiempo vivo el presente, no uso zapatos altos, me agobio por lo justo y descarto de mi mente las cosas que no puedo cambiar, porque como me dijo mi amigo y compadre Jose: 

El futuro definitivamente es una promesa sin fundamento.
No soy de planificar mucho pero tampoco de sentarme a rezar y esperar que las cosas me lleguen del cielo solas, si quieres algo definitivamente hay que trabajar para ello, y no es por ser pesimista si no más bien realista y es que tenemos fecha de caducidad y quizás ese día llegue sin haberlo conseguido, así que es fundamental disfrutar del camino para conseguir nuestros objetivos.


La mujer perfecta, esposa dedicada, realizada profesionalmente, mamá de libro y siempre arreglada, esa vaina no existe. Pero al menos trato de tener un equilibrio.


No se puede estar feliz todos los días, pero tampoco triste y hundido por un solo episodio, porque sí, la vida te da unos coñazos inesperados, pero hay que ser capaz de reponerse y seguir “bailandola”.


He sido mamá la mitad de mi vida, así que no puedo hablar de mí misma sin hablar de la maternidad.


Me di cuenta que esto es como rebajar, no te sirve de absolutamente nada comer pollo y ensalada todo el día y hacer ejercicios que te hagan sudar como loca, porque al mes podrás estar medianamente flaca, pero también lesionada y completamente hasta el moño de esa dieta de mierda. 


¿Qué hay que hacer entonces? Pues primero arreglar un poco tu cabeza, hacer rutinas de ejercicio adaptadas a ti (porque todos somos diferentes), comer rico y sano todos los días, es cuestión de cambiar el estilo de vida definitivamente. 


Pues todo esto se puede aplicar en la maternidad, la clave es ser consecuente y coherente.


Déjalo que explore gateando y que se ensucie si es necesario, ya lo bañarás y le quitarás el pegote de aguacate del pelo.


No hace falta gritarles para que estudien, ayúdales a buscar las herramientas que necesitan.


Es absolutamente desgastante e ineficaz formarle un saperoco por teñirse el pelo de color zanahoria, tómatelo con un poco de humor, dale la confianza y medios para que se apoye en ti y algún día valorará tu criterio. 


Eso sí, es fundamental fomentarles un buen pensamiento crítico porque nuestros hijos no tienen porque ser nuestra fotocopia, ni lo que quisimos ser, son personas que tienen que explorar sus propias ilusiones.


Puedo parecer un poco ñoña en este punto, pero no pido cosas materiales en mi cumple, tengo más zarcillos que días del mes, más ropa que días del año y al final uso solo 10 cositas, el único regalo que quiero que se repita año tras año es pasarlo rico con mi gente querida, más comidas largas, más viajes juntos y disfrutar de las cosas lindas de la vida.


Y supongo que llegará el momento de no tener que hablar como mamá, pero ahora mismo es el momento de nutrirme de esta etapa familiar, y ya veremos cuando vayan llegando nuevas cosas. 


Un beso y agradecimiento a todos los que me han felicitado hoy, porque seguro han formado parte especial en algún momento de mi vida.


If

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